Moussa Sakho

La originalidad despreocupada, inocencia primigenia, el reciclaje, el desgaste de los elementos a la intemperie de los días, ponerse a trabajar por un motivo

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Moussa Sakho

En el segundo patio tenía Moussa su taller y exposición, bajo los árboles y entre los parterres, así como una pequeña habitación en el hueco de escalera, donde guardaba sus cosas y descansaba. Con él aprendimos la técnica del suwer. La verdad, la isla era el lugar perfecto para relajarse tras recorrer las arenas del Sahel o pasar la jornada visitando exposiciones de la bienal entre tubos de escape. Sin tráfico ni asfalto, se agradece la fresca brisa marina del atardecer hasta el punto de tener que abrigarse ligeramente. Poco después, con tantos viajes, Moussa, Amy y todos los empleados, terminaron como de la familia incluyendo los vecinos del otro lado de la calle, la casa de Mame Penda, donde cada día nos alimentábamos con comida casera como mejor opción sobre los restaurantes turísticos. Fueron, por tanto, muchas las noches en el patio a la luz de una bombilla con Moussa, hasta que un día le propuse un artículo, con objeto que, una vez en francés, le pudiera servir para presentar en Dakar y Europa su producción artística. Esto suele ser frecuente entre artistas, ya que no cuentan con suficiente cantidad de crítica cultural en los medios. Desde el patio goreano, Moussa fue a instalarse al fondo del jardín del Institut Français por unos años, para después encontrar un lugar en Villages des Arts, donde hace poco terminaba una instalación para la Off-Biennale. Mi amistad con Moussa ha hecho que, de momento hasta la última bienal, siempre me paso a verle para preguntar por el arte y la familia, allí donde quiera que esté.
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Ensayo Moussa Sakho

Recuperar la memoria.